En el Proceso pedagógico de la
Química, la relación que se establece entre la estructura, las propiedades y
las aplicaciones de las sustancias constituye la esencia para la organización
de su Enseñanza y Aprendizaje.
Si de las sustancias se estudiaran solamente las propiedades, es decir, la
manifestación de su comportamiento, todo quedaría en un plano fenomenológico y
no se llegaría a la esencia, lo que implicaría que sólo se observaría el efecto
y no la causa que origina esa "conducta".
Si se estudiara solamente la estructura de las sustancias, sin vincularlas
con las propiedades, todo quedaría en un plano abstracto, sin observar en lo
concreto lo fenomenológico.
De esta manera, es imposible comprobar en la práctica ese Pensamiento
abstracto, lo que conduce a que el Proceso de enseñanza- aprendizaje de la
Química no tuviera sentido, por ser esta una ciencia teórico-experimental.
Por otra parte, si se estudiaran las aplicaciones de las sustancias sin
relacionarlas con las propiedades y estas últimas determinadas por la
estructura, la enseñanza sería totalmente utilitaria y Pragmática, ya que los
estudiantes no serían capaces de comprender la causa, ni la esencia de la
aplicación de determinadas sustancias en la vida.
Esto conduciría además, a un proceso de enseñanza-aprendizaje totalmente
reproductivo y memorístico. Todo lo anteriormente expresado demuestra que es
imposible el fraccionamiento, la separación, el aislamiento total de una de
estas tres categorías para una mejor comprensión y una formación más acabada de
un cuadro químico del mundo en los estudiantes durante el desarrollo del proceso
docente-educativo de la Química.
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